Se denomina esterilización al proceso por el cual se obtiene un producto libre de microorganismos. El proceso de esterilización debe ser diseñado, validado y llevado a cabo para asegurar que es capaz de eliminar la carga microbiana del producto o un microorganismo más resistente.
ESTERILIZACIÓN: es el proceso mediante el cual se alcanza la muerte de todas las formas de vida microbianas, incluyendo bacterias y sus formas esporuladas altamente resistentes, hongos y sus esporas, y virus. Se entiende por muerte, la pérdida irreversible de la capacidad reproductiva del microorganismo. Se trata de un término absoluto, donde un objeto está estéril o no lo está, sin rangos intermedios.
DESINFECCIÓN: en este proceso se eliminan los agentes patógenos reconocidos, pero no necesariamente todas las formas de vida microbianas. Es un término relativo, donde existen diversos niveles de desinfección, desde una esterilización química, a una mínima reducción del número de microorganismos contaminantes.
PASTEURIZACIÓN: durante la pasteurización, se somete al producto a una temperatura que reduce (no elimina) los agentes patógenos que existen en él. La pasteurización no es un tipo de esterilización, ya que no se destruyen todos los microorganismos Normalmente se utilizan temperaturas por debajo de la temperatura de ebullición del agua. Un ejemplo muy común es la pasteurización de la leche, que se utiliza para poder ser consumida sin riesgos y prolongar su período de almacenamiento.
Son recipientes metálicos, con cierre hermético, que permiten trabajar con alta presión. Esta presión lo que permite es calentar a mayores temperaturas con menos energía. Funcionan permitiendo la generación de vapor de agua pero restringiendo su salida, obteniendo una cierta presión interna, provocando que el vapor alcance una temperatura ideal para una correcta esterilización. La temperatura, como el tiempo, dependen del grado de esterilización necesario.
En resumen: una olla a presión es una autoclave. Es lo más importante que hay que tener en el cultivo de hongos.
La presión interna que puede llegar a alcanzar una olla exprés es variada, existiendo modelos que alcanzan más o menos presión.
Esta presión se mide, generalmente, en PSI (del inglés pounds-force per square inch), unidad de presión básica; es una libra fuerza por pulgada cuadrada. En Europa se encuentra normalmente indicada en bares. Si queremos hacer la conversión de bares a PSI, aquí tenemos un convertidor de unidades online: PINCHA AQUÍ.
La presión recomendada para los procesos de esterilización en micología es 15 PSI durante 90 minutos. En caso de que la olla que se tenga no llegue a conseguir esa presión, la esterilización deberá prolongarse en el tiempo. Por norma general, la mayoría de las ollas a presión que se utilizan en los hogares pueden lograr la esterilización adecuada de los instrumentos y sustratos usados en micología aplicando períodos de esterilización de aproximadamente 2 horas, como se explicará más adelante.
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Por favor, extrema las medidas de seguridad siempre que uses herramientas que puedan suponer algún riesgo.
A continuación, dos vídeos explicativos sobre cómo usar la olla a presión con seguridad.
En el cultivo de hongos, la olla a presión se va a utilizar para esterilizar tarros de vidrio que estarán llenos de grano (trigo, centeno...). Cuando depositamos un tarro de vidrio en el fondo de la olla a presión, cuando el agua que se vierta dentro de la olla hierva, los tarros sufren el riesgo de quebrarse, romperse y quedar inservibles. Además, puede quemarse su contenido. Por eso, hay dos técnicas que se utilizan para evitar este problema.
Usar un cestillo o rejilla de metal.
Es la opción más sencilla y segura. Recomendable. Valora adquirir una si no tienes antes de utilizar la opción 2. Lo que permitirá es elevar del suelo de la olla el culo de los tarros de vidrio, permitiendo que no estén en contacto directo con el mismo y evitando que éstos se rompan y se quemen. Si sigues sin saber lo que es un cestillo aquí tienes información:
2. Utilizar un trapo de tela o toalla pequeña.
Esto permitirá tener un colchón de base que amortiguará los golpes producidos cuando hierve el agua, evitando romper los tarros. El único riesgo que entraña esta opción es quedarse sin agua en la olla. Si esto pasa, el trapo puede quemarse, la olla empezará a echar humo y a oler mal, estropeando la misma si no se llega a tiempo.
Por lo cual, extrema las precauciones y usa todos los métodos bajo tu propia responsabilidad.